Y tal vez fuera por esa impotencia de no poder pintar el aire mismo, que comenzó a colorear su símbolo tangible: el simple, doméstico, veterano abanico”. Así, entre otros encantadores juegos de palabras, presenta con gratísima simpatía Alejandro Luque a nuestro genuino y clásico abaniquero: Tony Carbonell.

Cubano y gaditano, hace ya un tiempo que, con original reiteración, se dedica a decorar con su fino talento estos que Luque llama”airefactos de arte fresco, enriqueciendo con nuevos y vistosos colores el reino de la abaniquería, del abanicazo y del abaniqueo. Y en cada nueva muestra, su cuidada y minuciosa pintura va superando en imaginación y belleza a la anterior, hasta el punto que en la inauguración de la recientísima exposición del Baluarte de la Candelaria, ya no cabía más público.

Paisajes, miradores, motivos ornamentales, fachadas de Argüelles, pecaminosos amantes en contenidos besos, mancebos desnudos blandamente recostados, escapados de la Capilla Sextina sin permiso del Santo Padre, y muchos otros dibujos, acaparaban la atención sorprendida de gentes de todas clases y barrios de esta vieja ciudad.

No es raro, porque Tony desafía tópicos y derrota críticos con su arte y esa gracia incontenible de Cuba, empapada de una personalidad distinta, plástica, generosa e histriónica, pero sin perder jamás su orgullo y su calidad humana. Es esa combinación de extraños valores la que le permite un día ser actor de vodevil; al siguiente, cantar una habanera y esa misma noche, bailar salsa, rumba o lo que le toque el Son Cubano. Pero Tony no olvida la melancolía, ajustándose a lo que José Miguel Sánchez (Yoss) describe en un cuento como carácter cubano:”…somos así, risueños, nos burlamos de todo…pero también somos tristes…No intentes explicarnos”.

En tiempos de Isabel II la difusión del abanico fue muy grande, por lo que se nombró un abaniquero de cámara de la Reina. Los gaditanos debiéramos elevar un memorial a Sus Majestades para que repongan el cargo. El abaniquero ya lo tenemos.


Gonzalo Figueroa

LA CORNUCOPIA. Diario de Cádiz, jueves 27 de julio de 2000
Sobre la exposición de abanicos de Tony Carbonell en el Baluarte de La Candelaria.