No se sabe a ciencia
cierta en que momento surgió este lenguaje tan particular, pero ya
a finales del siglo XVII y los principios del XVIII se utilizaba entre las
mujeres españolas, tal como lo atestiguan las investigaciones del
poeta inglés Joseph Addison (Milton 1672-Kensington 1719) que viajó
por Andalucía con la intención de estudiarlo. Era polígrafo
y su trabajo consistía en recopilar datos sobre lenguajes secretos,
distintos del escrito tradicional y que, por consiguiente, solo fueran inteligibles
para quienes conocieran las claves del mismo. Quedó sorprendido de
su amplitud y complejidad, pues no poseía un método unitario,
sino que adoptaba modos distintos en lugares y núcleos de población
diferentes: no era lo mismo en Sevilla que en Cádiz, ni se utilizaba
igual en Málaga que en Huelva. Encontró, sin embargo, siete
movimientos que se repetían de igual manera en todos los sitios donde
llegó. Quizás era el último rescoldo de un lenguaje
primitivo. Pudo constatar que los hombres, al igual que las mujeres con
sus abanicos, podían también comunicarse secretamente realizando
movimientos simples con sus bastones e imperceptibles para los no iniciados.
La seducción es un lenguaje universal y el abanico es un fiel aliado de la mujer. En pleno siglo XIX se decía que …es el cómplice más temible de la calentura amorosa que decide el porvenir de un hombre”. Aquí enumeraremos algunas posturas diferentes, seguramente hay
más, con las que poder “hablar” utilizando el abanico,
aunque la autenticidad de muchas de ellas sólo tienen el valor
de la imaginación de quien las ideó. Jóvenes casaderas,
esposas infieles y solteras de cualquier edad coqueteaban con los caballeros
con gestos imperceptibles junto a los movimientos de su más fiel,
silencioso y discreto confidente: el abanico. - Colocado cerca del corazón: Has ganado mi amor |